lunes, 17 de junio de 2013

Profundidades...


Regálame los embates de la pasión, sin que decaiga tu mirada, sin el temor de la moribunda moral…Que se manifieste la fuerza de una cascada de ardientes suspiros y la inocencia del tacto que halla a su paso los más secretos atajos…Camina por ellos, saborea sus más dulces residuos y construye con cada rastro de humedad esa atmósfera que sustenta a nuestros vagabundos cuerpos…Vagabundos de sueños, de temores, de noches, de días, de profundidades…Deja que se rescaten el uno al otro, que redescubran juntos los más ocultos instintos y en ruidoso silencio detengan las manecillas del reloj, que hagan del veneno la más delicada poción que altera los sentidos y los no sentidos…Caigan las paredes y las malezas que obstruyen nuestro recorrido, ese recorrido que advierte un aparatoso, un sabroso final; y a nuestro ritmo se levanta el deseo de curiosas y juguetonas percepciones, traviesos procesos que cosquillean la carne…Compartan nuestras lenguas las más sublimes sensaciones y en sus mojados residuos surja la vestidura que llevaremos esta noche, que es día, que es tarde, que acaba de empezar y que amenaza con culminar…Y antes de que nos atrape el tiempo, con penetrante mirada, accede a las estrechas veredas que se extienden a través de mis profundidades…Y al momento de la plena concesión exclama sigilosamente el más perenne de tus deseos, reclama tus dominios para hacer entrega de cada pedazo de piel, de cada escurridiza gota que fluye entre el río de mis temblorosas extremidades…Y entre el ser y no ser, que se haga el ser solo uno y se reconozca en cada fluido la perpetuidad de tus caricias, que relajan el desesperante efecto de la fricción, que calman ante la espera del inminente desenlace…Y en la caída juntemos palpitantes emociones, segreguemos sanadores elixires que sellarán esa pureza que solo nace de un infinito e insaciable desenfreno…De un repetido desenfreno, repetidas caricias; y un solo cuerpo, un solo encuentro en el más recóndito de los refugios que mi cuerpo pueda ofrecer…

miércoles, 12 de junio de 2013

Los restos y la contradicción



No , no estoy bien, algo tengo. Me sigue la adrenalina, me sigue el viento, la marejada que lleva y trae. Laberintos toman forma a mi alrededor y por supuesto la salida es indescifrable, y se interponen mitos y moralidades. Y la esencia se desvanece por segundos, como queriendo dar gritos de existencia, gritos que solidifiquen su grandeza. La carne, la carne es solo el manifiesto, es la gracia apreciable, la capacidad de caricias, la capacidad del embate, bajo ello sucumbe el miedo, la incertidumbre, la verdadera pasión. No queda mucho al resignarse, sino gemidos y una especie de sensibilidad que detecta cada golpe, cual radar…Y la luna es testigo, o no testigo, cuando su fase es oculta, tal como la emoción, tal como el sentimiento. Se adormece el alma, la razón, y de vez en cuando el instinto. Y si son dioses, diosas, criaturas, superioridades…a ellas debo el dolor, la constante masacre del espíritu, la desesperación…Un día puedes verlas, tenerlas de compañía, las almas que se entienden a si mismas, al otro día son tus enemigas, fuentes de llanto, de lágrimas, de insultos. Y en este vaivén, ¿quien encuentra un yo? Un verdadero ser, donde la transparencia transmita luz, donde el miedo transmita esperanzas. A veces es hora de llamar a todo aquellos que fueron capaces de presentarte la luz, de venderte sueños. A veces es hora de reír, aunque el frío debilite tus gestos, la naturalidad. Y unas cuantas veces es hora de entregarse, de dar al mundo espontaneidad, demostrar la veracidad, el espíritu, la ferocidad. Dormir es el consuelo que nos corresponde a los débiles cuando traiciona la mente, cuando falla la tentación y aferra la locura. En esas, en esas aprendes a agarrar el corazón, apretar el cerebro, el estómago, la boca, y reír. reír porque agrada, reír porque enfada, reír porque desanima, opaca, mata. Ocultas, ocultas la genuinidad, el afán, las ganas, el instinto. Reclamas, reclamas a dioses, a madres, a padres, a naturalezas, explicaciones. Es más que eso, es la existencia dentro del vacío, es el llanto en la felicidad, la grama en seco terreno. Es la muerte en vida, pero que poco te haces sentir, que mucho ocultar, poco aliento, muchas ganas. El paradigma de nunca acabar, regálame tu vida y la hago pedazos, regálame tus ojos y les oculto el sol, regálame calor y nos helamos. Es la incapacidad, la contradicción, el deseo que nunca deseas, pero recomiendas. Ese inmenso mar que potencia el hundimiento, esa pared que promueve la inaccesibilidad. regálame tus labios para resecarlos, una flor para remover sus colores, el sol para volverlo frío y debilitado. regálame una sonrisa, devolveré la más profunda de mis amarguras. Dame a tu dios para ponerlo en duda, a tu sueño para devorarlo, así como te devoro, así como te sueño, como te deseo. Dame promesas, sustancias, genera en mi la más irresistible de las pasiones y tendrás la más peligrosa de las autenticidades. El beso, la promesa, el sueño, la felicidad, el credo. Yo soy capaz, incapaz, transitoria, estacionaria, pasiva, tempestuosa. Y así me descubres, porque cada momento lo merece y la vida se desvanece, como se desvanece un beso, una caricia, una penetración, un reñido amor. Así como las hojas, se nos cae el cielo y con ello cae el sentimiento, la pureza, el entusiasmo, el color. Uno de estos días seremos uno para devorar esa esencia y destrozar la seguridad, la grandeza que debemos poseer, el amor propio, el orgullo. Y será el mayor, el peor, el más ambiguo de los momentos. Harán las nubes, la lluvia, el sol, las estrellas su más fiel compañía y reclamaremos un espacio, un espacio en la nada, un espacio ya ocupado. Y nunca habrá felicidad, solo temores, dudas, prioridades. Y las neuronas envejecerán entre mares de anhelos y cadáveres momificados, y dulces amargos que solo despiertan paladares solitarios. Serás la razón y el porvenir, mientras alrededor ronda la desilusión, la caída y el gris atardecer. Y te refugiaras, por supuesto que si. Habrá cuerpos, sustancias, redes, vicios, fijaciones y la perdición que nos enfrenta sin ser capaces de dar lo que eres, lo que fuiste, lo que nunca serás. Es talento escurridizo, el disparate que nadie comprenderá, la zona que temerán. Ten presente que es tu refugio, tu principio, tu final, refugia aquello que viene, aquello que va. Despréciate, amate, despréndete de la locura, evoca la racionalidad. Y con tal racionalidad, busca explicaciones que nunca hallarás, busca el sentido en la cordura que no poseerás. Solo no puedes, sola es la soledad, solo ella, proyéctate, escupe decepción, escupe encanto, escupe neutralidad. Levántate y proyecta, proyecta el existir, la vida, la belleza, el amor, la sonrisa, soporta. Luego, desvanece, detén el soportar, detén el evitar, soporta, llora y espera las respuestas. Respuestas que son lágrimas, respuestas que son atardeceres…