Sueños de porcelana, cuyos pedazos alguna vez cayeron al suelo y ahora intento componer. Componerlos, así como se componen las más complejas canciones o las mas extensas piezas teatrales. Pero este no es un arte, es un pasatiempo que invento para escapar del vacío de la vida y su irreparable ritmo. Alguien por fin se ha dado cuenta de que quiero vivir, pero no se quien haya sido. Solo se que ahora tengo muchas vidas, pero es tan frustrante cada muerte. No es la muerte que todos tienen, es la muerte que todos desean, es por eso tan dulce y enviciarte es tán fácil. Una droga, eso son los sueños que aparecen de vez en vez para consolar soledades. Cobran más sentido que el día a día, quién se atrevió a decir que no tienen sentido? Prisioneros de la vida, amplificadores de palabras, fórmulas, ecuaciones, moda, estilo, eso son quienes no logran encontrar sentido a sus sueños. Y es irónico porque no creo que esas vidas plagiadas tengan sentido, poca originalidad y mucho pensamiento destruyen la esencia. Corran, pronto, llenen los huecos incomprensibles de ese interminable sueño que llaman vida con sucio dinero, grandes casas y lujosos carros. Yo no los necesito, alguna de mis tantas vidas llegará para llenarme y en su interpretación encontrare el único consuelo, ese que te ayuda a seguir, una droga, cuento con ustedes. Aquí no hay que llenar huecos, solo vivir, no hay tiempo que perder, solo espectar. Poco significado, poco sentido, esa es la moda. Es el muy famoso país de las maravillas, accesible a todos, pero conocido por pocos...
Lo que soy...
No soy poeta, ni esa droga que a todos vuelve locos y tampoco soy el alma de la fiesta. Tan solo soy la insignificante lectora, usuaria y espectadora que a nadie resulta interesante. Cansada de escribir estupideces como esta que nada dicen, nada concluyen, no llevan a ninguna parte. No se si quiero seguir, creo que ahora si quiero vivir…
